Agradecer es mirar adentro. Mirar adentro es conectar con el amor que somos.
Algunas veces cuesta ver ese amor que somos, pues nos lo ocultan algunas capas de dolor que hemos puesto encima para proteger nuestro sensible corazón. Cuando somos niños necesitamos esa protección cuando no disponemos de recursos para afrontarlos, activando un natural mecanismo de protección. Ahora, ya somos adultos y podemos adentrarnos en un camino de valientes, adentrándonos en esas capas para llegar a ese amor que somos. No hay otra forma, hay que atravesar las capas si quieres tu regalo.