Con la observación de la respiración el sistema nervioso parasimpático que proporciona relajación se activa y algunas hormonas del cuerpo se disponen a segregar sustancias a nuestro torrente sanguíneo que nos proporcionan bienestar. Si además de sentir nuestro propio bienestar, conectamos con las necesidades de los demás y con el deseo de aliviarlas, estamos desarrollando empatía, generosidad, compasión, amor. Sin desarrollar estas cualidades en cada uno de nosotros, no hay cambio en el mundo. El mundo somos nosotros y cada uno de nosotros es responsable de ese cambio.